Actualmente, estamos viviendo un cambio tecnológico muy rápido que impide un análisis y preparación real de la situación. Internet penetra con fuerza en nuestro día a día; y, cada vez, está más interiorizado en todos nuestros hábitos cotidianos; y como no, en nuestra forma de relacionarnos con los demás.
Esta situación es un caldo de cultivo para la aparición de distintas aplicaciones de citas que abren un nuevo abanico relacional, que va más allá de la exclusividad y la concepción romántica; es decir, aparecen nuevas formas de ligar y, de concebir el amor y las relaciones.
Pero la pregunta es: si Tinder influye en nuestra forma de relacionarnos, ¿Cómo lo hace? ¿De forma positiva o negativa?
Si hiciéramos un estudio, veríamos que las opiniones son muy diversas. Por un lado, se reconoce su función positiva porque ofrece la ventaja de inmediatez a una sociedad con un ritmo de vida estresante; y además, multiplica las posibilidades de conocer a alguien, acelerando el proceso y facilitando el encuentro en persona.
Por otro lado, tiene su parte oscura. Muchas veces es usada con la finalidad obsesiva de conseguir una pareja (adicción) o como soporte de alivio o desahogo físico/emocional después de una ruptura sentimental, alimentando problemáticas futuras. No obstante, aquí, el problema no estaría en la existencia de la app; sino en un mal uso que se hace de esta, debido a una falta de educación afectiva y de consciencia tecnológica.
Otra de la crítica que recibe Tinder es su carácter superficial. Es considerada como un escaparate de personas puestas para consumir; pero no nos engañemos, siempre se ha ligado con quien «te entra por el ojo”. Es importante destacar también que el «match» no es sólo la coincidencia y posterior encuentro entre dos personas, sino que la idealización y las expectativas juegan su papel al ver una foto y tener una conversación online.
En definitiva, la tecnología forma parte de nuestra vida, nos aporta y facilita nuestro día a día. Así que, Tinder no va a acabar con el amor, sino que nos abre todo un mundo de nuevas posibilidades de empezar una relación o probar nuevas experiencias placenteras. La clave está en ser consciente de nuestro momento vital y necesidades, ser asertivo y respetar a la persona que hay detrás de la pantalla.
¿Qué piensas tú de Tinder?
Me parece genial que exista Internet para ciertos aspectos que faciliten la vida de las personas. Pero yo no estoy de acuerdo en el uso de estas apps para encontrar a «la persona», posiblemente porque creo en una sociedad abierta que demuestra sus sentimientos y pensamientos a los demás, no una sociedad postrada a una pantalla por miedo/pánico a lo que puede pasar o pueden pensar de ellos. Así que para mí Tinder y otras plataformas alimentan más una serie de patologías y obsesiones psicológicas y física en la persona, que para mí son del todo perjudiciales.
Por tanto, un NO rotundo a estas «apps del amor instantaneo» y un SÍ bien alto a la comunicación libre y sin filtros de los sentimientos.
Hola,
Gracias por reflexionar y dar tu opinión. El problema principal es el mal uso por falta de educación sexual y afectiva, pero puede tener sus beneficios.
Muy de acuerdo en muchas partes, sobretodo en lo que se refiere a la parte del escaparate de personas, aunque también concuerdo en que te brinda la posibilidad de conocer a gente que sin la app no llegarías seguramente a conocer.
Aun así y de momento creo que siempre es mejor conocer a alguien en persona, ya que ademas de poder mantener una conversación, podemos ver los gestos y escuchar la voz del otro ;).
Las tecnologías, sin ética, pueden ser muy perjudiciales y hacer aflorar toxicidades, la mayoría de ellas relacionadas con el anonimato y enfrentadas al respeto entre personas.
Las licencias que se toman algunos usuarios, la gran cantidad de personas que se encuentran y el exceso de información hacen que se consuman (además de manera nociva) rápido a las personas, dejando de lado el trato y llegar a conocer a la otra persona; hecho que termina afavoriendo la «dictadura de la imagen».
Gracias por tu aportación! 🙂